sábado, 25 de octubre de 2008

¿Por qué usamos Foley?

Al momento de hacer una película, no sólo nos preocupamos del guión, su estética o que efecto provocará en la audiencia a la que irá dirigida. No sólo nos fijamos en como quedaría un plano, frente a otro, como compiten los vestuarios y los escenarios, sino también la parte sonora suele ser nuestra prioridad en muchos casos. Pensemos por un momento en el sonido real de la vida cotidiana.

Cuando cerramos los ojos y oímos lo que hay a nuestro alrededor, lo hacemos de una forma natural, continua, por demás pura. Ahora bien cuando realizamos una película, por una parte grabamos los cuadros en la cinta y por otro lado el sonido impresa en ella. Los diálogos suelen estar grabados por plumas y micrófonos ocultos de alta calidad. Pero hay algo que no podemos lograr bien, que es el sonido detalle de los objetos.

Cuando alguien abraza a otra persona existe un roce de ropas, pero si por error el actor lo hiciera bruscamente pasaría a llevar el micrófono y sonaría un golpe que nos desconcertaría de esa continuidad, porque estaría demás. Por lo tanto el sonido es sucio, lleno de imperfecciones. El sonido de una llave, al grabarlo en la misma película, si bien suena, lo hace de manera demasiado baja, y al aumentarle el sonido para que se oiga mejor, hacer parecer que está saturado o bien que se oiga falso. Si el sonido del mismo está lleno de bajos, sonaría como si esté estuviera un segundo plano o incluso menos. La gracia es que esté en primer plano cuando tenga que estarlo, no siempre en segundo plano.

A veces es bueno que el sonido sea apreciado por los espectadores, no por una cosa de belleza sino, por que en la realidad es así. Pongamos el mismo caso de cerrar los ojos, nuestro mismo oído trata de escuchar todo y lo hace con tal precisión que nuestro cerebro acostumbrado lo toma como defecto auditivo.

Otro ejemplo claro es, las grabaciones en una discoteca. Cuando vamos a una real, apenas oímos a nuestro compañero de baile e incluso a veces los mismos parlantes a todo volumen saturan el ambiente. En una película, sería incomprensible tratar de entender lo que dicen los personajes, por lo que se trata de grabar sin sonido alguno más que las voces de los diálogos. Luego en postproducción, se hace el resto, se le pone un poco de ambientación con voces en tercer plano conversando. Las voces de los personajes principales siempre en primer plano, y las de la música en segundo (también llamado música diegética). Cuando la música tiene subjetividad como si narrara la acción dramática, se le llama música extradiegética. Por esta razón es importante realizar los sonidos en un estudio, por un lado para darle más realismo a lo que queremos lograr hacer llegar a los oídos de los espectadores que ya adoptaron un sistema en común o que se logre la “legibilidad” a la hora de querer oír a los personajes hablar.

Pero no es sólo eso, pensemos un momento en las películas de ciencia ficción. Hay sonidos propios de los objetos futuristas que hay que crearlos. Podemos por un lado utilizar sonidos ya existentes y ver si encajan en la realidad de la película, o combinarlo con otros y hacer el efecto deseado. Cada sonido de una biblioteca de una película tiene su marca propia. Es decir, que aunque tengamos el sonido por ejemplo el sonido de la espada laser de Star Wars, si lo ponemos en otra película, parecerá una copia barata aunque no tenga ninguna relación con el guión o la estética, será oír la espada de esa película.

Siguiendo el tema de la música, no siempre se puede utilizar música ya creada, por una cosa de pagos a los artistas (derechos de autor). Casi siempre suelen ser precios muy elevados. Por lo que es mejor reemplazarlos por algunos artistas o bandas que sólo quieran promocionar una canción sin necesidad de pagarles nada. Ya que están ganando de algún modo, la aceptación por el público al terminar la película, o dentro de una escena determinada que los identifique. Si es una banda metal por ejemplo, en un momento de pelea agresiva resulta perfecta.

En otras ocasiones no se utilizan artistas o bandas con canciones ya hechas, sino que el compositor junto con una orquesta crea el ambiente para la película, con su propia marca. Por ejemplo, la música en la película “El quinto elemento”. Tiene una marca por un lado futurista y por otro místico, dándole identidad propia. Y la mayoría de las películas tienen este tipo de apreciación musical, similar a la banda sonora, porque en realidad no lo es. Lo que se hace actualmente es comercializar la misma música en un disco, como si fuera una llena de canciones de artistas ya conocidos o por conocer.

Hay que pensar que todos estos elementos en conjunto hacen una buena película, no hay que olvidar que no cualquier sonido puede utilizarse en postproducción. A veces son muy cortos para la imagen o demasiado falsos. Cosa que decepciona al espectador y lo hace criticarlo de manera consiente que está mal o que sonó raro. Otros objetos que aparentemente no suenan o no tienen importancia, es mejor hacerlos sonar, porque así da más profundidad a lo que se quiere lograr hacer. Ejemplo un reloj en un dormitorio. Para quien esté cerca oirá algo, pero si la subjetiva es que se detiene el tiempo, entonces el sonido de ese elemento debe estar en primer plano. Y así un sin número de otros objetos, todos bien sincronizados por diferentes personas a la hora de hacer Foley. Permiten que los estudios de sonido, recreen mucho de los ambientes sucios y los conviertan en puros y armónicos o que lleguen a detalles que calman o impacientan al espectador que somos nosotros.

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