miércoles, 20 de octubre de 2010

Emprendimiento...

Cuando se crean nuevas empresas suele ocurrir que las primeras personas que la organizan cometen muchos errores tanto en su diseño, estructura, proposición y cercanía con el público o en muchos casos con el número de personas contratadas.

Uno de los casos más emblemáticos es este último. Cuando una empresa determinada es nueva y recién comienza, no es necesario que de inmediato tenga todo el personal necesario para producir, cuidar o velar que todo funcione correctamente, puesto a que es un gasto innecesario por un lado y por otro existe un problema de ganancias.

No podemos confiarnos en que la empresa tenga ingresos fácilmente por parecer novedosa. Todo lo contrario es muy riesgoso pensar ya en un capital ganado, cuando en realidad los clientes no aparecen el día de la inauguración de la empresa; sino más bien del “boca de todos” o después de un tiempo. No se trata de emprender una idea y poner dinero, o en muchos casos cuando no comienzan con nada y esperan que llegue del cielo.

Existe el típico método familiar, “He creado mi propia empresa” pero necesito gente. Pero no gente con estudios y relacionado al tema. La mayoría de las empresas nuevas y es decir varias, contratan a sus propios familiares sepa o no del rubro al cual están ambientados. Ese es un gran error puesto que ellos mismos piensan en su lado subjetivo, sus sentimientos están primero que su negocio, o temen que sus parientes les hagan la vida imposible o se generen discusiones.

También suele pasar que en empresas pequeñas, personas que se conocían quieren formar una empresa, pero sólo tres de ellos funcionan al 100%. Es recomendable un mínimo de dos personas, tres como máximo, cinco ya es un grupo demasiado elevado para nuevos proyectos y nuevas empresas. Por ejemplo si se tuviera que hacer un proyecto web, bastaría con tres personas: uno se encarga de la parte de arquitectura de información y teoría, la segunda del diseño gráfico y la tercera de la programación del sitio web.

La mayoría de las empresas ya establecidas otorgan dichas tareas en orden a distintas personas, pero suele pasar que las nuevas los empleados saben más de un área por lo que se dedican a dos cosas, ahorrándose la mano de obra del tercero y por tanto mayor ganancia para ambos trabajadores. Aún así, es importante cumplir los plazos establecidos.

Más aún cuando son más personas. Cuando tenemos pocos trabajadores es fácil organizar tareas, casi siempre se dividen en mitades iguales, el tiempo puede ser más, pero en otros casos los profesionales logran ser muy rápidos y llegan a los más altos niveles siendo sólo dos. Hay casos de pequeñas empresas que comenzaron con dos personas y tienen a sólo dos hasta el final, y logran ser las más requeridas por otras empresas más grandes debido a su reputación.

Cuidar la imagen de la empresa es otro factor importante. No basta con tener el personal en todos los sectores y en masa, sino se tiene una buena atención al cliente. Es decir no se saca nada con contratar a una secretaria sino responde los e-mails de la empresa y sólo hace papeleo interno de la misma.

Cualquier empresa nueva debe estar bien organizada, debe ser confiable, responsable, atenta e incluso adorable por sus trabajos. Un cliente insatisfecho puede ensuciar la imagen de la empresa, pero uno satisfecho hace que la estructura de la empresa sea firme y sólida, rica en fundamentos positivos y recomendaciones hacia otros, (también llamada publicidad gratuita).

En cuanto a procesos de proyectos, la empresa debe no sólo innovar ideas. Sino también hacer una buena investigación de mercado y de la competencia que tiene actualmente. Una empresa nueva jamás debe poner en su sitio o en el slogan “Somos los mejores de Chile”, las empresas que se atreven a poner dichas frases llevan más años en el rubro y ni siquiera se atreven a utilizarlo, prefieren poner “Experiencia de hace diez años”, es riesgoso en cierto modo puesto estas afirmando algo que no sabes si el 100% de los que ven el sitio creen lo mismo que la empresa. Por lo tanto son los usuarios los que deciden qué valor darle a dicha empresa.

Los fracasos no siempre están asociados a la cantidad de personas de una empresa, sino en cómo cada uno de sus trabajadores se organiza y cumple con los requisitos al igual que otros, no menos o más. La equidad en una empresa es el equilibrio que lleva al éxito. Las ideas combinadas de un área y otra también son aportes que vale la pena tomar en cuenta. Antes sólo una persona decidía que ideas o conceptos llevar a cabo, hoy en día eso es antiguo. Se hacen reuniones especiales donde todos (de cada área específica) aportan y eso genera nuevas ideas, y así sucesivamente. No existe el trabajador creativo, sino quien sabe unir ideas y aplicarlas con sus compañeros de trabajo.

Si sobran miembros de la empresa y no aportan del mismo modo que otros, entonces más vale sacarlos. Puesto que es una pérdida de tiempo y dinero. Puede un proyecto de una empresa nueva ir bien con los que más saben pero suele pasar que los que no saben (porque son contratados de una forma innecesaria), contradecir las propuestas, se generan conflictos internos y muchas veces se atrasan los proyectos por cambios individuales y no lo que habrían dicho desde un principio, también pasa si son muy “amigos” de todos (piden aumentos cuando no deberían por ejemplo).

Cuando se hace una empresa nueva se debe pensar en lo justo y necesario en personal. Si lleva más años dentro del mercado contrate a personas necesarias pero que rindan el 100%, preocuparse de la empresa y de los clientes es más importante que estar bien con los demás o querer imitar a otras empresas, a veces el error esta en: “A ellos les va bien porque tienen más gente”, pero en realidad ganan menos y lo que hacen lo hacen bien. Contratar a otros sólo cuando la demanda crezca es una buena opción. Es por esto que realizar un emprendimiento no es sencillo se debe tener paciencia, continuidad y por sobre todo estrategia a la hora de hacer nuevos negocios.

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